Las remesas: pilar invisible de la economía mexicana
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Las remesas han dejado de ser solo una fuente de ingreso para convertirse en un fenómeno económico y social de gran impacto en México. En los primeros seis meses del año, los envíos de dinero provenientes del extranjero alcanzaron los 30.238 millones de dólares, marcando un crecimiento significativo a pesar de la incertidumbre política y económica en Estados Unidos. Este flujo financiero, que representa un sostén fundamental para millones de hogares mexicanos, también es un testimonio del sacrificio de quienes han migrado en busca de mejores oportunidades.
Don Jaime Lucero, presidente y fundador de Fuerza Migrante, ha sido una voz clave en la defensa de los derechos de los migrantes mexicanos. En una reciente entrevista, destacó la necesidad de políticas inclusivas que reconozcan la importancia de estos trabajadores y emprendedores en la economía estadounidense. “Los migrantes mexicanos no son una carga, son el motor de muchas comunidades y de la economía de Estados Unidos. Aquellos que llevan más de 30 años creando negocios, generando empleos, pagando impuestos y trabajando sin descanso, merecen una solución justa”, señaló.
Desde su llegada a Estados Unidos hace 50 años, Don Jaime Lucero ha trabajado para fortalecer los lazos entre los migrantes y sus comunidades de origen. A través de iniciativas como foros, conversatorios y un call center para brindar orientación a connacionales en la Unión Americana, ha impulsado una red de apoyo que busca mejorar las condiciones de vida de los migrantes.
Las remesas: pilar invisible de la economía mexicana
Las remesas representan mucho más que cifras en un balance financiero. Son el sustento de familias enteras, permitiendo el acceso a educación, salud y mejores condiciones de vida. De acuerdo con datos del Banco de México, el 95.5% de estos envíos proviene de Estados Unidos, mientras que Canadá contribuye con un 1.6%. Sin embargo, más allá de los porcentajes, cada dólar enviado es un acto de solidaridad y un recordatorio del vínculo inquebrantable entre los migrantes y su país de origen.
En un contexto donde las narrativas anti-inmigrantes resurgen en Estados Unidos, el impacto de las remesas cobra aún más relevancia. Estos recursos no solo ayudan a reducir la pobreza en México, sino que también fomentan inversiones en infraestructura y desarrollo social. Cada envío es una expresión tangible del esfuerzo de millones de mexicanos que, a pesar de la distancia, siguen contribuyendo al crecimiento de su nación.
Las remesas, lejos de ser solo cifras, son el reflejo de una comunidad resiliente que no olvida sus raíces. En cada billete enviado, late el corazón de un país que se enriquece con el trabajo y el compromiso de sus ciudadanos más allá de sus fronteras. Es momento de reconocer su importancia y garantizar que las políticas públicas reflejen su contribución al desarrollo de México.