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Ucrania y Moldavia: un paso más cerca de la UE

Ucrania y Moldavia: un paso más cerca de la UE

Las reglas de la guerra

En un hito inusual e histórico, pero afín a la coyuntura actual, Ucrania y Moldavia se han convertido en candidatas oficiales para ingresar a la Unión Europea (UE). La decisión fue tomada por los líderes de los países miembros en la reciente reunión del Consejo Europeo, celebrada en Bruselas el 23 y 24 de junio.

Ucrania, desde su independencia en 1991, intenta conseguir una alianza profunda con Occidente, en específico, al buscar ser parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la UE, estrategia que incluso quedó plasmada en una enmienda constitucional del 21 de febrero de 2019.

Tras la invasión de Rusia iniciada el 24 de febrero pasado, las aspiraciones ucranianas tomaron un nuevo rumbo. Con la alianza transatlántica, la solicitud de ingreso fue cancelada este 7 de marzo, luego de años de espera e insistencia, y debido a la negativa de la propia OTAN. Con el bloque europeo la relación se ha limitado desde septiembre de 2017 al capítulo económico de un acuerdo de asociación entre ambas partes.

Volodímir Zelenski, el mandatario ucraniano, pidió el 28 de febrero la adhesión inmediata de su país a la UE. En paralelo, Moldavia y Georgia hicieron lo mismo. En una primera revisión, la solicitud de Ucrania fue examinada por el Parlamento Europeo, por los ministros de Exteriores y por los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 miembros, que respaldaron la petición y urgieron a la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la Unión) a emitir su opinión.

La Comisión, en un episodio fast track, presentó sus dictámenes el 17 de junio. Durante el reciente encuentro del Consejo Europeo, recomendó a los miembros otorgar a Ucrania y Moldavia el estatus de países candidatos, aunque subrayó la condición de que deben proceder con cierto número de reformas importantes. Para Ucrania, se plantean medidas en el ámbito judicial, lucha contra la corrupción, aplicar la ley que controla a los oligarcas, y respeto a los derechos de las minorías.

Para Georgia, sin embargo, los líderes europeos resolvieron que deberá avanzar en las reformas especificadas en el dictamen emitido por la Comisión para, en un futuro, poder alcanzar el estatus de país candidato.

En el proceso para ser parte de la Unión Europea, el primer paso está en cumplir con los criterios de Copenhague, una serie de condiciones políticas (democracia, Estado de derecho, derechos humanos, respeto y protección de las minorías) y económicas (economía de mercado y competencia, principalmente), así como de armonización legislativa con el derecho comunitario.

El Consejo Europeo, mediante la adopción de decisiones unánimes, es el órgano que establece y supervisa los procedimientos y las negociaciones de ampliación. No obstante, en las fases también participan los demás órganos decisorios: el Parlamento, la Comisión, el Consejo de la UE e incluso los congresos nacionales.

La elaboración de un dictamen es la tarea principal de la Comisión —órgano decisorio para el avance de cualquier solicitud de adhesión— y por lo regular toma entre 15 y 18 meses. De esta opinión dependerá el avance o freno en el proceso. En el caso de Ucrania, la coyuntura regional ha acelerado una técnica que no suele ser tan rápida, y que en ocasiones dependió de las condiciones políticas particulares.

Países como Kosovo y Bosnia y Herzegovina permanecen como posibles candidatos, pero todavía no han logrado cumplir los requisitos para ingresar a la UE. Albania, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia y Turquía son aspirantes oficiales en proceso de incorporar la legislación comunitaria a su derecho nacional. Entre éstos, casos como el de Turquía, Albania y Macedonia del Norte han estado esperando alrededor de dos décadas (específicamente desde principios del presente siglo), para avanzar en un proceso que se vislumbra complejo y con pocas perspectivas de éxito.

En la reciente reunión del Consejo Europeo, Albania y Macedonia del Norte expresaron su inconformidad ante el estancamiento de sus procesos, en contraposición con la prontitud de respuesta al bloque de Ucrania y Moldavia.

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El camino aún es largo, impreciso e indefinido para Ucrania y Moldavia, que deberán cumplir una serie de etapas, como las arduas negociaciones divididas en diferentes capítulos para abordar todas las áreas y que respondan a cada caso en particular. Estas mismas podrían derivar en propuestas de reforma que cada candidato está obligado a cumplir, asumiendo que en el supuesto de no hacerlo el proceso se paralizaría o suspendería por completo.

Una vez terminadas las negociaciones llegará la hora final de elaborar un tratado de adhesión, documento que necesitará la aprobación de todos los órganos decisorios de la Unión, así como del propio país candidato. Mientras tanto, el Consejo ya ha advertido que todo avance dependerá de los propios méritos de cada nación aspirante.

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Ricardo Monreal
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