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Lorenzo Córdova, apóstol de la paz

Lorenzo Córdova, apóstol de la paz

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Lorenzo Córdova, apóstol de la paz
Triques

La manera simplista y poco informada de la oposición que en algún tiempo contagió a la sociedad para ver todo en blanco y negro. Las relaciones se dividían entre amigos y enemigos y la moral era de dos vistas sólo buenos y malos, ha dejado de ser rasero para percibir la realidad.

Aunque hay todavía quienes se quedaron atorados en el pasado y ven todo o nada. Este es el caso de la visión que tienen los conservadores para aceptar la urgente necesidad de una reforma electoral.

La democracia cambia, y mucho, todos los días, quien no esté al tanto de esas transformaciones no sólo es antidemocrático sino ciego y sordo

Así, ante la necesidad de actualizar al Instituto Nacional electoral, para que camine de acuerdo con los tiempos, los conservadores se niegan, constatando que para ellos la democracia es sólo un membrete, incluyendo al presidente consejero Lorenzo Córdova que se ve muy rebasado ante su rechazo constante de cualquier cambio al instituto que considera de su propiedad.

Córdova atribuye al INE facultades que no tiene y atribuciones que no debe tener. Ve a sus oficinas como el je de la modernidad y de la política, cuando en realidad es un elefante blanco, con normas que están superadas por las circunstancias y no quiere darse cuenta porque en ellas se esconden privilegios y formas poco seguras de garantizar la transparencia.

Córdova llega al extremo de decir que el INE es y seguirá siendo el ancla de la estabilidad democrática del país, gracias al esfuerzo de quienes laboran ahí. Es decir, gracias a él. Cuando no ha sido capaz de despejar las dudas sobre la legalidad de las elecciones.

Una declaración que le ha servido de asidero a la oposición es el hecho de confundir INE y democracia, incluso las utiliza como sinónimos cuando la democracia la encabeza el pueblo y al INE unos burócratas anquilosados en el pasado.

Córdova asegura que gracias al INE los mexicanos no se matan durante la jornada electoral, como se hacía hace un siglo, y dejó de suceder a mediados de los 30 en el país. Hace como si no se conociera la historia y sus afirmaciones sólo muestran su propio interés por que las cosas no se cambien.

Para Lorenzo la reforma electoral significa una afrenta personal, porque se ha encarnado tanto en el instituto que le parce son las mismas personas. Recordemos que las rémoras en el mar se pegan a sus víctimas tanto que llegan a pensar que son tiburones, cuando en realidad se trata de simples parásitos.

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Así, en defensa de su INE reprochó a quienes entienden la función electoral solo desde los costos de la misma, cuando lo más importante es garantizar la viabilidad política y el orden constitucional en la sociedad. Es decir, el dinero siempre ha sido una preocupación de Lorenzo, porque cuando un pastel se divide en rebanadas, deja algunas migajas.

Así, el presidente consejero se siente apóstol de la tranquilidad social al afirmar que el tema sirva como “recordatorio, que en el INE hacemos muchas cosas más además de hacer elecciones, de las que depende la paz y la estabilidad política”.

Lo cierto es que el INE no ha sido capaz de erradicar la sospecha del fraude electoral. Lo sucedido en 2006 con Calderón, lo describe de cuerpo entero y es una mancha que no les permite avanzar en un tiempo cuy a dinámica va mucho más aprisa que el estancamiento de normas impulsadas más por el interés personal que por la dignidad social. Reformar las leyes electorales no significa desaparecer al árbitro electoral sino hacerlo más eficiente y la propuesta de Morena están imparcial que parecería elaborada por los partidos minoritarios, pero la costumbre de rechazar todo lo que viene desde el gobierno les impide ver a los partidos que les conviene la reforma. A quien no le conviene ni que las cosas se queden como están ni que se cambien es al ya rebasado Lorenzo Córdova Vianello.

Jose García
Jose Garcia


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