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La derecha un peligro

La derecha un peligro

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La derecha un peligro
Triques

Es evidente la desesperación de la derecha que sola se coloca en el paredón de la justicia y sus miembros huyen de México para evitar que la justicia haga su trabajo. Anteriormente los delincuentes de cuello blanco viajaban a países lejanos para alcanzar la impunidad y nunca ser alcanzados por la mano de la policía. Elegían países donde no hubiera tratado de extradición y se perdían en el olvido y la lejanía. Ahora los delincuentes de los regímenes anteriores se esconden en dos países donde su manera de pensar puede lograr su impunidad: España y Estados Unidos.

Países donde encuentran abrigo y coincidencias uno el último país que pudiera convertirse en democrático y otro en una nación monárquica cuyos gobiernos son oscilantes entre la derecha y la izquierda, o mejor dicho entre el progresismo y la ultraderecha.

Los políticos del pasado saben que violaron la ley, pero como pertenecen a grupos de conservadores que en el mundo se unen para combatir la igualdad y el Derecho, atrasan las extradiciones o simplemente las congela su forma de pensar. Y en casos extremos el robo de los funcionarios mexicanos, que significan millones de dólares puede ser compartido entre los grupos de fascistas que se encuentran en ambos países. Es decir, los delincuentes políticos que cometieron actos de corrupción en México se vuelven Mecenas de los grupos de derecha en estos dos países para alcanzar la impunidad.

Hace todavía un par de años se hablaba de un avance de la derecha en América Latina, vista en ese entonces como un peligro para la democracia por su sistemática forma de actuar fuera de la ley para obtener no sólo el poder sino las canonjías propias de estos grupos asociados históricamente los intereses de las minorías empresariales.

En México se observa una derecha formal que rebasa con mucho a su partido insignia, el PAN, cuya influencia en la sociedad se reduce todos los días, pero no por ello en pensamiento conservador se debilita. Lo que se advierte es que existe una derecha tan convencida como desesperada que nos abe de dónde agarrarse para concursar en política y sólo tiene intereses, pero no poder.

Algunos grupos se sienten agredidos por el simple hecho de no estar abrigados por el poder, sin que haya habido motivo legal alguno de su inconformidad; es decir, hay inconformidad por una inercia informativa que los coloca en igualdad de circunstancias que ellos y que consideran indefensión ante un peligro inminente, que todavía no descubren cuál es.

La historia de la desinformación, los augurios que intentaron convertirse en profecías, la ideología de los medios introducida como vacuna para rechazar cualquier intento de transformación los muestra arrinconados, aun a aquellos que sin ideología definida consideran que el peligro de llegar a esquemas de represión, expropiación, nacionalización, enajenación de bienes, está latente.

La dispersión de las propuestas de los conservadores en México los muestra arrinconados en medio de una historia que no acaban de entender, un poco por la influencia de la rutina de creer en los medios en los que confiaron a pesar de saber que mentían, y otro poco por considerar que pueden ser afectados en sus intereses y propiedades, ante el desconocimiento de cualquier tipo de teoría política y de una economía convencional que se limitaba a continuar conceptos que dejaron de funcionar.

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El avance de los regímenes progresistas en américa Latina, que anuncia otras dos victorias en Brasil y República Dominicana, los mantiene al borde de una injustificada desesperación, la cual implica no sólo alejamiento de los gobiernos sino rechazo inexplicable que los mantiene en vilo y a punto del colapso nervioso.

Estaba acostumbrados a tener el poder de su lado, como en México, pero también a contar con un partido que defendiera, con madurez parlamentaria, sus intereses, ahora sin uno ni otro, lo que en otros momentos fue el avance de la derecha ahora muestra su repliegue, y esto crea ínsulas, movimientos, grupos radicales que con o sin justificación, consideran afectados en sus intereses y son capaces de llegar a la violencia para garantizar que sus bienes, canonjías y excesos no sean alterados.

La democracia nunca caracterizó a la derecha y aquí está el peligro. La huida puede convertirse en diáspora, en ´salida masiva de delincuentes políticos al exterior, que pueden armar gobiernos paralelos en el exterior por grupos de choque que realicen intentonas de golpes de Estado contra el gobierno de México.

Jose García
Jose Garcia


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