“El cambio verdadero se logra con el poder de la gente organizada” Andrés Manuel López Obrador
Prospectiva
Ha iniciado el proceso mediante el cual Morena, mediante una encuesta, elegirá a quien a partir del 6 de septiembre próximo se convertirá en la o el coordinador de Defensa de la Cuarta Transformación. Los seis participantes en este proceso iniciaron el lunes de la semana pasada el trasiego por la república mexicana con la tarea de difundir los logros de la llamada cuarta transformación que lidera Andrés Manuel López Obrador.
El próximo primero de julio, como ha ocurrido desde el primer año de gobierno de López Obrador, habrá una concentración en el Zócalo de la Ciudad de México. El presidente de la República hará un recuento de lo avanzado en cuatro años y medio. El tabasqueño ha pedido a los participantes en el proceso para elegir al Coordinador de la Defensa de la Cuarta Transformación que no utilicen este evento para el aplauso metro.
Dudo mucho que esta petición se cumpla. Ya vimos a Marcelo y a Ricardo llevar al Consejo de Morena a sus porras, y a Claudia convocar a un mitin en la explanada de la Plaza de la Revolución horas antes de entregarle la estafeta a Martí Batres.
Andrés Manuel señaló el viernes pasado que el 6 de septiembre le entregará la estafeta a quien habrá de darle continuidad al movimiento que promueve la transformación del país. ¿Quién será? Deberá ser alguien que garantice que el proyecto siga sin desviaciones, pero sin mimetismo, con el sello particular del nuevo líder. Continuidad. No continuismo.
No se trata de empoderar a un clon del “Peje”, sino a quien, por su cercanía, lealtad e identidad plena con el proyecto, sea el abanderado de un proyecto de nación que ya está diseñado, que puede tener, debe tener, ajustes, sin entrar en el juego destructivo que alientan las oposiciones, que no llevan a nada porque nada proponen. El ganador de la encuesta será el Defensor de la Cuarta Transformación y, en automático, será la o él candidato de la alianza Morena-PT-PVEM, que tendrán esa enorme responsabilidad y, además, estará en las boletas para el proceso electoral del 2024.
Sin duda, las oposiciones calificarán a esta concentración en el Zócalo como “un acto anticipado de campaña”, frase que ya es parte de su limitado vocabulario político. De hecho, ya lo están haciendo con el proceso que ya camina para elegir el 6 de septiembre a su coordinador, al que recibirá la estafeta de manos de López Obrador. Denuncias que no prosperarán porque el método para elegir a su abanderado que contenderá por la presidencia de la República está claramente definido en el marco normativo de Morena, autorizado en tiempo y forma por el INE.
No obstante, veremos a los opositores visitando a sus magistrados favoritos en el Tribunal Federal Electoral,y a los consejeros del INE afines a su causa, con el objetivo de que “pongan freno” a este proceso que ya está en marcha. En tanto ellos continúan caminando a paso de tortuga, López Obrador, como la liebre, corre que corre, y sigue imponiendo la agenda y la narrativa cotidiana.
Será en diciembre, o a inicios del 2024, dicen los líderes opositores (¿Con la autorización de ya saben quién?) que tendrán candidatos. A los precandidatos ya les piden firmas de adhesión. ¿Actos anticipados de campaña?
Resulta curioso, por decir lo menos, que un día sí y otro también, los comentócratas opuestos a la 4T, como Enrique Quintana, del Financiero, o Pascual Beltrán del Río, de Excelsior, insistan en sus respectivas columnas en que la oposición debe despertar.
“Es la hora de las oposiciones”, dicen a coro junto con otros miembros de ese clan de periodistas que hablan de democracia, pero cada día se muestran más empeñados en destruirla con tal de descarrilar al tren de la Cuarta Transformación ya se con amparos o mediante el uso de las redes.
Estos comentócratas, primero promovieron a la aguerrida senadora panista Xóchitl Gálvez, pero como ésta “se rajó” y confesó en una larga entrevista que mejor va por la jefatura del gobierno de la Ciudad de México, ahora candidatean al gobernador de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, quien, sin duda, ha hecho un muy buen trabajo. “Ha congeniado muy bien con AMLO”, dicen sus promotores.
El viernes pasado, Enrique Quintana, quien ya aceptó que será muy difícil que ganarle a Morena la elección presidencial, convocó a la oposición –más bien la conminó- a ganar el Congreso en las elecciones de junio del 2024. Se trata a toda costa de evitar que Morena y sus aliados hagan realidad el “Plan C” propuesto por López Obrador: Lograr la mayoría calificada, ya como ocurrió en julio del 2018.
Olvida don Enrique algo muy importante. Existe una variable que no podrán manipular los opositores, cada día más lejos de la sociedad. Para su desgracia, y la de los opuestos al régimen: el éxito de este “Plan C” no estará en las manos de los magistrados de la Suprema Corte, los que la semana pasada enterraron el Plan B de la Reforma Electoral, “atribuyéndose funciones legislativas que no les corresponden” como ya lo señalaron tanto Andrés Manuel como Adán Augusto.
No, afortunadamente para la democracia en México, está decisión emanará de la voluntad soberana del pueblo, de la ciudadanía, que con su votó decidirá en las urnas, el 2 de junio del 2024, el rumbo de la nación. Ese día sabremos si el pueblo quiere que siga la transformación del país o, por el contrario, decida, es su legítimo derecho, volver al pasado. Estamos a menos de un año de tener una respuesta que será inobjetable, en uno u otro sentido.
Unión Europea es una alianza estratégica fundamental que se basa en valores compartidos y en la búsqueda de un orden global estable y próspero” Joe Biden
La semana pasada, en Prospectiva, nos referimos a la relación de Estados Unidos con la UE en el contexto de un cambio en la geopolítica mundial, que tiene como escenarios la Guerra de Ucrania y la fragilidad de las relaciones entre dos potencias que mantienen todavía un discurso orientado a evitar el conflicto, pero que en la realidad cada uno tiene un objetivo: Estados Unidos evitar que China los desplace; China, hacer todo lo necesario para que en el menor tiempo posible ocurra lo anterior.
La semana pasada estuvo Antony Blinken en visita oficial en Pekín. Se reunió personalmente con el presidente Xi Jinping. Si bien el tono fue cordial, diplomáticamente correcto, el secretario de Estado norteamericano pidió al jefe del gobierno chino contribuir a que termine el conflicto entre Rusia y Ucrania y a no escalar sus acciones intimidatorias sobre Taiwán.
Sobre el primer punto, XI recordó que él ha mediado para poner fin al conflicto. No eludió señalar como responsables de que el conflicto no concluya a Occidente, liderado por Washington que ha promovido sanciones económicas contra Rusia, por un lado, y dispuesto apoyos económicos y militares a la nación invadida. Para el líder chino esto es lo que ha alargado el fin del conflicto, planteamiento que incomodó al jefe de la diplomacia estadounidense. Pekin sabe que esta es una verdad a medias.
La molestia creció cuando el jerarca chino advirtió abiertamente a su huésped oficial que, para garantizar la paz en Asia, Estados Unidos debe abandonar su estrategia de “pisa y corre” (visitas relámpago a Taipéi) que inició la ex líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y que siguieron otros legisladores estadounidenses. Tampoco ocultó Xi el malestar que generó el encuentro en California de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, con el actual líder de la mayoría republicana en la cámara baja, Kevin McCarthy. Las prácticas militares en el Mar de Japón y los sobre vuelos de aviones chinos sobre la isla cuya propiedad reclama Pekín, no cesarán. Es parte de la “nueva guerra fría”.
Magros resultados entregó Blinken a su jefe al regresar a Washington lo que llevó a Biden a radicalizar su discurso. Llamar “dictador” a Xi Jinping no sólo es un calificativo carente de la menor diplomacia que tuvo una repuesta inmediata: “Una declaración absurda e irresponsable”. El affaire de los “globos espías” retorno a la narrativa de una relación bilateral que está en su punto más bajo desde aquel 1973 cuando Richard Nixon y Mao Zedong establecieron relaciones formales en el contexto de la guerra fría, luego de un distanciamiento de ambos países de la URSS.
Macarena Vidal Liv (El País, 19 junio 2023), especialista en relaciones internacionales, señala en su artículo que: “Estados Unidos diseña una nueva arquitectura de seguridad para responder al auge de China y la guerra en Ucrania”. Esta estrategia se funda en el propósito de Washington de revitalizar las alianzas tradicionales, en especial la que tiene con la OTAN, en tanto que en la región Asia-Pacífico está tejiendo una red de grupos nuevos con objetivos limitados.
En este contexto, llama la atención la segunda visita del canciller alemán, Olaf Sholz, a China, donde se entrevistó con el primer ministro de esa nación asiática. Sin duda, como señalan algunos analistas, el jefe del gobierno teutón está jugando al equilibrista sin una red protectora. Sus aliados occidentales no han visto con buenos ojos sus visitas Pekín bajo la premisa de que lo busca el “reducir el riesgo, pero sin desvincularse”.
El canciller alemán ha intensificado sus estrategias orientadas a poner fin a la guerra en Ucrania, cuyos efectos han sido nefandos para la economía alemana. “Tenemos que evitar que el conflicto se congele”,le manifestó Sholz al primer ministro chino, Li Qiang, su anfitrión durante esta visita.
El canciller alemán está preocupado por el crecimiento de la molestia de sus gobernados, afectados por la crisis energética provocada por el cierre de los ductos que les proveían gas y petróleo provenientes de Rusia, sancionada por la invasión y que en represalia ha limitado el flujo de esos energéticos, al tiempo que ha escalado los precios en claro propósito de hacer valer la “ley de la oferta y la demanda”.
“En tiempos de recesión, el pesimista se queja del viento, el optimista espera a que cambie, y el realista ajusta las velas” William Arthur Ward
La economía germana está en franca recesión interrumpiendo una larga temporada en la que Alemania habías sido la locomotora del desarrollo en la comunidad europea. No habrá crecimiento del PIB este año. La recesión ha colapsado al modelo alemán. Esta caída del crecimiento, “que probablemente derivará en un estancamiento durante el resto del año, se interpreta como una crisis en la industria germana”, plantea Elena G. Sevillano (El País, 3 de junio 2023).
¿Será un pequeño bache en el camino o un largo período de estancamiento? Es difícil predecir. La gran potencia europea está perdiendo empuje. La economía a la que toda Europa miraba con admiración por su solidez y riqueza, “ha entrado de lleno en un bache llamado recesión”. Lo cierto es que Alemania está perdiendo empuje. La locomotora europea “está acusando problemas de mayor calado, debilidades estructurales que ponen en cuestión los cimientos económicos del país”, lo que está provocando una justificada inquietud en el resto de la eurozona.
Macarena plantea varias tesis sobre las causas y los efectos de estas estrategias. Para ella, “la guerra en Ucrania, sumada al auge de China, ha puesto fin definitivo al orden mundial surgido tras el final de la Guerra Fría”. ¿A qué ha dado lugar esta situación? En primer lugar, ha obligado a Estados Unidos a replantearse sus estructuras de seguridad. ¿En qué consiste esta nueva arquitectura? Precisamente en modernizar las alianzas tradicionales y en voltear la vista hacia la región Indo-Pacífico, en especial con Japón, Australia y la India.
Washington ha encontrado coincidencias con los países socios, tanto en el viejo continente, como en la región Indo-Pacífico. Este acercamiento tiene una causa razonable: estas naciones ven en Ucrania “un espejo de lo que puede ocurrirles”, especialmente Taiwán, esta isla autogobernada que China considera parte de su territorio y sobre la que ejerce una creciente presión.
La reciente visita a Estados Unidos de Nerenda Modi, primer ministro de la India, ratifica la intención Washington de tender puentes con una nación que está creciendo en población (pronto será el país más poblado del planeta), al tiempo que su economía y el desarrollo tecnológico están en ascenso.
El gobierno estadounidense lo considera un aliado fiable porque hace menos de dos años “puso el pecho”, eludió las presiones de Pekín para integrarse al tratado comercial asiático (24 países) que lidera China. Esta alianza la había impulsado la India junto con China, pero los primeros decidieron hacerse a un lado al darse cuenta de que su vecino no estaba dispuesto a compartir el liderazgo.
Durante su visita no estuvo ausente el tema del respeto a los derechos humanos en un país multicultural, multiétnico y multireligioso. Tampoco, el hecho de que su modelo democrático se ha debilitado y mostrado peligrosas grietas que pueden poner en peligro la gobernabilidad, tema que, sin duda preocupa a los Estados Unidos.
“Estados Unidos y Europa comparten Una historia y valores comunes que los unen en una alianza fundamental” Joe Biden
En un contexto tan disruptivo, toma especial importancia la relación entre EE.UU. y la UE que ha mejorado con la llegada de Joe Biden a la presidencia, pero que está hoy envuelta en un manto de incertidumbre porque las expectativas de una reelección del demócrata no son favorables, en cambio, el retorno a la Casa Blanca de Donald Trump, pese a los obstáculos judiciales, se observa como muy probable. La relación entre EE.UU. y la UE en este momento es amplia. Abarca diversos ámbitos, como el comercio, la seguridad, el cambio climático y la cooperación en asuntos globales. Aunque las relaciones han pasado por altibajos a lo largo del tiempo, actualmente se están realizando esfuerzos para fortalecer la cooperación y restablecer la confianza mutua.
Desde la llegada de la nueva administración estadounidense en enero de 2021, encabezada por el presidente Joe Biden, se ha buscado revitalizar la relación transatlántica. Se han llevado a cabo reuniones y diálogos bilaterales, y se ha reafirmado el compromiso mutuo con los valores compartidos, como la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho.
En el ámbito económico, la UE y los Estados Unidos han mostrado la voluntad de resolver disputas comerciales pendientes y avanzar hacia una mayor cooperación. Ambas partes están trabajando para resolver cuestiones relacionadas con los aranceles y las barreras comerciales, y se han retomado las conversaciones para lograr un acuerdo sobre la transferencia de datos personales (Privacy Shield).
En materia de seguridad, ambas partes están trabajando en estrecha colaboración en asuntos como la lucha contra el terrorismo, la ciberseguridad y la estabilidad en áreas de interés común, como el Medio Oriente y Ucrania. Además, se ha reanudado el diálogo sobre el cambio climático, con el compromiso compartido de abordar la crisis climática y trabajar juntos en la transición hacia una economía más sostenible.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que existen diferencias y desafíos que deben abordarse. Temas como la política comercial, la política de privacidad de datos y la cooperación en materia de seguridad y defensa todavía requieren un enfoque constructivo y negociaciones continuas. Ambas partes reconocen la importancia de trabajar juntas en temas globales y están buscando áreas de cooperación mutuamente beneficiosa, a la vez que trabajan para resolver diferencias y desafíos pendientes.
Muchos analistas convergen en la anterior descripción de esta relación. Aceptan que la sinergia entre ambas partes se ha reforzado, pero manifiestan que el acercamiento estratégico “es incompleto”. Lo que más preocupa, reitero lo señalado anteriormente, es que el nuevo mapa Atlántico, que después de la administración de Donald Trump evidencia el reencuentro entre ambas partes, pueda sufrir un retorno al pasado si el republicano compite y gana las elecciones a realizarse en noviembre del año próximo.
En el contexto de proceso electoral estadounidense, es válido considerar la posible victoria y retorno de Trump a la presidencia. Sin embargo, lo ocurrido en las últimas horas, su breve arresto con motivo de haber llevado a su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, centenares de documentos clasificados, delitos que suponen un máximo de 400 años de cárcel. Sin duda este caso pone a prueba la democracia y el sistema judicial del vecino del Norte.
El expresidente ha librado varias acusaciones. Lejos de que ello actúe en demerito de sus aspiraciones, lo impulsa más. Utiliza una narrativa fundada en la victimización. En este asunto de los documentos confidenciales ocultados en un cuarto de baño de su ostentosa mansión, Trump ha replicado que porque a Joe Biden se acusa de lo mismo cuando el FBI encontró en su casa en Maryland cientos de documentos secretos. “La ley no se aplica de la misma manera. Cuando sea presidente nombraré a un fiscal especial que persiga a Biden y lo meta a la cárcel”.
“La libertad de una democracia se encuentra en el derecho de todo ciudadano de votar, de expresar su opinión y de elegir a sus líderes” Franklin D. Roosevelt
¿Ganará Trump las elecciones de noviembre del 2024? La moneda está en el aire. Las encuestas varían día con día. Hace un par de semanas los números del actual ocupante de la Casa Blanca estaban por los suelos. Ni sus correligionarios más leales veían posibilidades de triunfo. Un nuevo tropezón que lo puso en el suelo en un evento oficial, errores en sus discursos y la insistente mención del tema de la edad, son los argumentos principales de quienes piensan que el demócrata, como le ocurrió a James Carter en 1980, no podrá extender su mandato cuatro años más.
¿Qué modificó este negro horizonte? Los republicanos moderados, encabezados por su líder Kevin McCarthy, llegaron a un acuerdo con los demócratas, liderados por el propio presidente Biden; acuerdo que suspende el techo de la deuda, fijado en 31.38 billones de dólares hasta 2025, a cambio de, entre otras medidas, un recorte del gasto de 140 mil millones de dólares.
De esta manera, coinciden varios analistas, el presidente de los Estados Unidos logró esquivar un obstáculo enorme y generar mejores expectativas a su futuro electoral. Lo importantes es que este acuerdo despejó el horizonte financiero sin hacer muchas concesiones, no al menos las que los republicanos radicales habían puesto sobre la mesa con la intensión de ejercer una presión excesiva sobre el gobierno.
¿Quién perdió y quién ganó? Perdieron los republicanos radicales y su líder Donald Trump quien hasta el último minuto conminó a los legisladores de su partido a que pusieran al mandatario contra la pared. Por el contrario, Joe Biden salió bien librado de esta contienda que significó días de angustia. Su victoria refresca sus posibilidades de ganar la contienda electoral.
A Kevin McCarthy no le quedó más remedio que curarse en salud calificando el acuerdo como “un gran logro” por haber forzado al presidente a sentarse para negociar. Esta justificación no satisfizo a los ultras, a los fanatizados seguidores de Trump, y especialmente a los legisladores que consideran que su líder, al que eligieron muy a su pesar, “no tuvo los arrestos para llegar al final e impedir que el presidente en turno se saliera con la suya”.
Señalan algunos analistas que ni en sus mejores sueños el actual inquilino de la Casa Blanca imaginó un resultado tan afortunado. Cabe recordar que cuando los ultras republicaron boicotearon una y otra vez la elección de McCarthy como presidente de la Cámara de Representantes (elegido en la décima quinta votación), uno de los puntos en que pusieron más énfasis para allanar su llegada a ese encargo fue precisamente el no ceder en el tema del aumento al techo de la deuda que pedían los demócratas. Los integrantes de la fracción republicana denominada Freedom Caucus exigían “enormes recortes de gasto”, lo cual fue aceptado por Kevin McCarthy con tal de poder lograr su apoyo. Es obvio que este grupo, y su líder, Donald Trump, se sienten traicionados.
¿Tendrá esta victoria pírrica un efecto favorable para Biden? Si bien no será determinante es, sin duda, un tanque de oxígeno para quien tiene el menor porcentaje de aceptación desde los tiempos de la Gran Depresión. Requiere de más de estas victorias internas que le permitan contar con recursos públicos para atender temas como la seguridad social o la infraestructura. Haber “pateado el bote” hasta el 2025 significa que este año y el de las elecciones tendrá recursos y eso, aquí y en China, es clave para conmover a los electores.
“El precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores hombres” Platón
Una derrota que ocurre en un momento muy difícil para Donald Trump, con querellas legales por su participación en la asonada del 6 de enero del 2021; acusado de actos sexuales impropios contra la periodista E. Jean Carroll, de la que se ha burlado en público, lo que ha derivado en una decisión de un juez de ampliar la cantidad que como indemnización deberá pagar el magnate neoyorquino.
Como si fuera poco lo anterior, a Trump se le han aparecido en la carrera por la candidatura republicana “dos caballos” que amenazan con ganarle en las primerias de su partido. Ron DeSantis, gobernador de Florida, miembro de la ultraderecha republicana, ex aliado del de Trump. Luego de su holgada victoria para un segundo período se lanzó al ruedo con un discurso en contra de quien lo apoyo abiertamente en su campaña.
En las encuestas está lejos del magnate neoyorquino, pero tiene tiempo para crecer. El problema es que su público es el mismo que el Trump. Su discurso radical, quizá con más frescura, está dirigido al mismo público. Los analistas consideran que De Santis tiene pocas posibilidades de triunfo si Donald sale bien librado de sus contiendas legales, pero si ello no ocurre, incluso si hace campaña desde la cárcel, DeSantis puede tener opciones de victoria. ¿Tiene un Plan B? ¿Le interesaría estar en las boletas como candidato a la vicepresidencia de los Estados? Si en las primarias no se enfoca en destruir a Trump y éste gana, sería un compañero de fórmula con enormes posibilidades de triunfo en noviembre del 2024.
El otro “caballo” es Mike Pence, vicepresidente en la administración de Donald Trump, con quien mantuvo una relación armónica hasta que el resultado de las elecciones del 2020 no le fue favorable. Su entonces jefe lo presionó para que revirtiera en el Senado el resultado electoral favorable a Joe Biden, aduciendo un fraude que nunca ha podido demostrar.
Pence es un político con experiencia, un conservador con propuestas menos radicales que Trump y DeSantis. Goza de buen prestigio entre sus correligionarios. En el partido Republicano crece el número de militantes que no concuerdan con Trump y que no lo quieren ver nuevamente en las boletas electorales. En el evento en el que hizo pública su candidatura, en Iowa, atacó a frontalmente a quien quiere regresar a la Casa Blanca por su participación en el asalto al Capitolio: “Mi antiguo jefe me hizo elegir entre él y la Constitución”.
Se pondrán buenas las primarias republicanas. Del lado de los demócratas, Biden cabalgará sin oponentes, sí, pero con un futuro poco promisorio¿Seguirá siendo Kamala Harris su copiloto? Para vencer a su oponente el actual inquilino de la Casa Blanca deberá hacer hasta lo imposible para que sus correligionarios salgan a votar el primer martes de noviembre del 2024. Se considera que tendrá el voto de afroamericanos, asiáticos, latinos y de mujeres, se debe enfocar de manera muy particular en los jóvenes, ausentes de estos eventos lo que muestra una preocupante postura de “me vale todo lo que hagan o dejen de hacer los políticos”.