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La corcholata de derecha

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Debates suicidas de Xóchitl
Triques

Para que Marcelo Ebrard no reclame alteración en las encuestas deberá ocupar el tercer lugar. Es necesario que esté y clara su derrota. De otra manera, asegurará que fue manipulada la respuesta y colocara impugnaciones que terminarán por dividir a Morena y parte de la población.

Mientras tanto, Ebrard hace todo lo posible por estar en tercer lugar o cuarto. Su visión desde las alturas de la política añeja le impide tener una clara idea del país. Es incapaz de ensuciarse los zapatos en pueblos pequeños, sin pavimentación y prefiere el tik tok i simplemente asistir a lugar rurales que parezcan urbanos y no aspirar malos olores y evitar que gente que huela a trabajo le ida una foto.

La clientela de Ebrard está en las ciudades. No persiguen una idea, un pensamiento político o una ideología, mucho menos la continuidad de la 4T, persiguen al personaje que simboliza el aspiracionismo meritocrático que comprobó su inoperancia en México. El culto a la personalidad como idea electoral central, sin corriente política que lo abrigue más allá de la nostalgia por el pasado. Sus seguidores no quieren un Presidente de a pie, quien alguien que les imprima temor, pro no respeto, autoridad pero no servicio, elegancia pero no efectividad, etc.

Las advertencias sobre la renuncia a la competencia sustituyeron en Ebrard las amenazas de cambio de partido. La debilidad de sus inconformidades lo describen como un niño mimado de la política y no como un rebelde, simplemente quería que se concretaran sus caprichos. Y esto la gente no lo olvida. Ahora que en la oposición surge la fantasía de que ganarán las elecciones presidenciales, sus puertas se cerraron para el ex secretario de Relaciones Exteriores.

Con un discurso convencional desabrido, quiere convencer de conceptos tan comunes como las aspiraciones de una clase media que se sintió desplazada de la alta burocracia, mientras sus contrincantes cercen y, ante esta realidad, prefiere resaltar los defectos de sus contrincantes antes de mostrar su disposición a escuchar y al diálogo.

Malinchista, contrata extranjeros como asesores electorales, ahora tiene como apoyo al ecuatoriano Jaime Durán Barba, quien tuvo nexos políticos con Pablo Escobar Gaviria, asesoró a Mauricio Macri y a Lasso, su paisano, ambos de derecha.

Sus contrincantes empiezan a rebasarlo mientras él se distrae en obedecer las clases del ecuatoriano que parecieran dedicadas a convencer a sólo una parte minoritaria de la población, en una estrategia basada en los defectos en Claudia y Adán, que sólo existen en la imaginación de los marcelistas.

La gente de Marcelo considera que es un error la ampliación del trabajo de López Obrador, cuando en realidad es la esencia de la sucesión. El púnico que se sale del concepto de la 4T es Ebrard, y lo demás es para él y sus seguidores, un problema, un error, un desvarío. El simplismo de los marcelistas considera como una relección la postura de Claudia y Adán. Una manera elegante de llamarle a la traición.

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Ante este escenario las encuestas brotan en cada medio como la verdadera, la auténtica, la que dice la verdad, al que tiene el mejor método. Algunas no son dela grado de los marcelistas y aseguran que, en esas, sólo en esas, tiene metida la mano el Presidente de la República, porque ya hay algunas donde Ebrard está en tercer lugar. La verdad no es que no convenza es que hay desencanto.

Asegura continuar con las ideas de su antecesor pero su proyecto camina hacia el centro. Todavía no advierte que ahora sólo hay dos lados de la política, el centro desapareció y no podrá reconstruirlo sin antes hacerle cambios a la transformación instaurada por López Obrador. No se trata de polarización sino de definición. Por lo pronto, hay un explicable entusiasmo a favor de Ebrard entre los medios y los viejos periodistas acostumbrados al subsidio. Claro, además de empresarios, del clero y hasta de los personajes radicales del gobierno del vecino país del norte.

Mientras Ebrard exige que se revisen los gastos y los ingresos de sus contrincantes, debería ponerse más atención en las asociaciones civiles que lo apoyan y conocer el origen del dinero que algunas veces viene del exterior. Las avanzadas son el ducto del dinero que deberían ser auditadas desde ahora. Esos grupos que tienen un doble rasero económico deben inspeccionarse, porque por un lado, no pagan salarios porque no hay presupuesto y por el otro, reviven vía fundaciones dinero para la campaña de Ebrard.

Jose García
Jose Garcia


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