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Condolencias racistas

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Condolencias racistas
Triques

Los religiosos no son seres superiores al resto de la humanidad. Al contrario, si consagran su vida a los demás es porque ellos mimos saben que la vida de todos vale lo mismo; sin embargo, buena parte de la oposición y la derecha panista dice que, si eso les pasó a los jesuitas, qué puede esperarse de los demás, como si los sacerdotes fueran ciudadanos de primera y los indígenas de segunda con una postura propia de la época Colonial.

Bernardo Barranco Villafán, experto en temas de religión, mostró un servilismo racista, clasista, y discriminador ante los tarahumaras al considerar que ´pudieran ser intocables o inmortales los religiosos y callar la realidad de los pueblos originarios en Chihuahua.

Para este experto que parecía respetable la realidad de la sierra de Chihuahua se mide por la muerte de los padres jesuitas, que deben ser tan humanos como cualquier tarahumara; sin ninguna duda, pero todavía hay resabios del colonialismo hasta en los ilustrados pensadores del país.

Finalmente, la estructura de las religiones termina no sólo por atraer el espíritu conservador sino convertir la mentira en verdad, como alquimistas del pasado que vuelven oro el cobre. Creen que con el arrepentimiento es suficiente para salvarse del juicio de la historia.

El especialista afirma que los religiosos están viviendo en carne propia esta situación de inestabilidad que se vive a nivel de los vasos capilares de la sociedad, sobre todo en las zonas apartadas, como la región Tarahumara, donde la labor de la Compañía de Jesús se remonta al siglo XVII. Buen dato, pero lleno de racismo colonial.

Para Barranco la muerte de los jesuitas es un aviso de peligro en la zona, difícilmente desconoce la realidad de la sierra Tarahumara si conoce perfectamente el desarrollo de los misioneros jesuitas y nunca dijo nada.

Nadie se ha preguntado quién protege a los niños tarahumaras de los sacerdotes. Porque, en algunos casos, se convierten en misiones porque alejados de las ciudades aseguran la impunidad de su patología. La realidad no puede verse en blanco y negro, entre buenos y malos, entre ángeles y demonios. Hay que conocer a fondo una realidad que debe cambiar urgentemente.

La oposición reafirma su vocación carroñera para hacer de las desgracias el único proyecto que posee en esta legislatura y en los últimos tres años. El lamentable asesinato de los sacerdotes jesuitas por ayudar a un hombre agonizante es resultado de muchos años de impunidad de los delincuentes y de indiferencia de las autoridades.

Ahora, todo es culpa de la Cuarta Transformación, incluyendo los descuidos de los gobernantes anteriores que dejaron el país como si hubiera participado en una guerra. La reconstrucción debe hacerse pronto, aunque sea mal hecha, según los opositores, pero el derrumbe de México se debe a ellos.

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Chihuahua es un estado que sólo ha sido gobernador por el PRI y el PAN; lo cual representa un síntoma que debe tomarse en cuenta en vida social y política de México. De ahí se deriva el hecho de que quienes ahora más dicen lamentar estos asesinatos son cómplices del abandono de los tarahumaras en la sierra y en las calles de las principales ciudades de la entidad.

Hay quienes como Barranco se niegan a ver las causas de la realidad presente y consideran que los conflictos sociales surgieron el 1 de diciembre d e2018, su mala intención que tiene como objetivo confundir a la población desde sus foros y reflectores, los hace cómplices del asesinato que tanto condenan.

Bernardo Barranco parecía un analista serio, comprometido con la verdad, pero vemos que está más comprometidos con los religiosos que con los indígenas del país como sucedía hace 500 años, época traumática para la historia de México y más aún para los pueblos originarios que siguen resistiendo en embate de los asesinos y de quienes dicen defenderlos siempre y cuando sean considerados mexicanos de categoría ínfima.

Jose García
Jose Garcia


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